El Uso del Tanga

La prenda más pequeña y más polémica: la relación amor-odio con el g-string

El tanga, la prenda más ancestral, no ha perdido su actualidad y presencia a lo largo de los siglos, transformándose y adaptándose a diversos usos y funciones, y encontrándose en la actualidad en el punto de mira: amada y odiada, la polémica en torno a esta prenda está servida.


Orígenes e historia

El tanga fue probablemente una de las primeras formas de vestuario utilizadas por el género humano y también se cree que habría sido utilizado en un principio exclusivamente por los hombres. Probablemente fue desarrollado originariamente para proteger, sostener o esconder los genitales masculinos, posiblemente como una solución para distraer la atención de los genitales para los observadores. Seguramente esta forma primitiva de vestimenta se originara en los climas cálidos del África subsahariana, donde las prendas de vestir nacieron hace unos 75.000 años.

Muchos pueblos tribales vistieron el tanga durante siglos. Del mismo modo que la prenda japonesa fundoshi, estas prendas primitivas estaban pensadas para los genitales masculinos. Se ha utilizado como vestimenta en ceremonias tradicionales a lo largo y ancho del mundo durante siglos y actualmente sobre todo en las sociedades indígenas de África, Sudamérica y Asia. también en competiciones como el sumo japonés.

En el mundo industrializado su incorporación es bastante más reciente: esta prenda comenzó a ser utilizada ya en el siglo XX por las prostitutas del lejano oeste y por algunos tipos de bailarinas. A mediados de los años 60 el tanga se incorpora también a la moda de baño, dentro de la tendencia topless, extendiéndose posteriormente sobre todo entre el público femenino y teniendo una creciente aceptación también en el ámbito masculino durante los últimos años, tanto como prenda interior o de baño.


Descripción de la prenda

Visto por delante, el tanga se parece a una braga de bikini, pero en la parte posterior el tejido se reduce a la mínima expresión. Normalmente el tanga está diseñado para cubrir los genitales, el vello púbico, el ano y el perineo, y deja la mayor parte de la nalga sin cubrir. La parte trasea de la prenda está formada por un diseño en forma de T que rodea la cintura en la parte horizontal y pasa entre las nalgas en su parte vertical para unirse en su parte inferior con el extremo más estrecho de la parte delantera.

Impacto social y polémica en torno a su uso

En Occidente, antes de convertirse en una vestimenta de moda en las pasarelas, el tanga fue utilizado principalmente por bailarinas exóticas y estuvo ligado a ámbitos marginales relacionados con la prostitución. Incluso en nuestros días y pese a su aceptación en playas, piscinas e incluso como prenda interior visible a través de ropa transparente y de corte a la cadera, sigue existiendo cierta reticencia a aceptarlo como una prenda común. Los últimos cinco años han supuesto para el tanga un claro declive, a favor de otros tipos de braguita como el short o culotte.

Sin embargo, durante los tiempos recientes, el tanga ha experimentado un auge entre la población más joven, mujeres adolescentes e incluso niñas de 10 a 12 años. Esta tendencia ha provocado un impacto en los padres que no aprueban que las niñas vistan esta prenda y tampoco que se fabrique para un público que ni siquiera ha entrado en la pubertad. Los diseñadores no se han hecho eco de esta alarma social y siguen diseñando tangas para niñas, en tallas pequeñas y con motivos infantiles, especialmente pensados para enseñar bajo un pantalón de corte a la cadera, prenda de última moda entre los adolescentes de ambos géneros. Sin embargo, muchas instituciones han prohibido el uso del tanga, sobre todo colegios e institutos.

Pros y contras del uso del tanga

Algunos ginecólogos denuncian que el tanga puede causar problemas de salud especialmente en las mujeres que lo utilizan de forma regular, entre otras enfermedades del tracto urinario e infecciones vaginales. Pueden irritar e inflamar zonas sensibles sobre todo cuando éstas se han depilado. El tanga se ha asociado además a la cistitis. El tanga puede irritar la vagina, ya que no le permite tener el suficiente espacio ni ventilación. Además el tanga facilita la conexión entre los orificios del ano y de la vagina, haciendo que las bacterias de ambos orificios se intercambien, dando lugar a incómodas infecciones.

Muchos hombres y mujeres siguen sin embargo reivindicando el tanga como la prenda de ropa interior o de baño preferida. Entre sus razones figuran la comodidad, la invisibilidad a través de la ropa ceñida y la minimización de marcas de bikini al tomar el sol. Pero se trata de una tendencia en descenso, ya que el tanga comienza a ser considerado en muchos ámbitos como una prenda de mal gusto. Razones sobran, sobre todo desde los puntos de vista de la higiene y la salud, sin entrar en la polémica de modas, tendencias y las políticas de protección al menor.
© 2010 Susana Luengo Gallego